lunes, 30 de noviembre de 2009

Grupo CES “Con valor de asolar la rutina”

A pesar de que sabemos que las rutinas con su demoledor paso acaban erosionando el amor de las parejas, aniquilan la creatividad y el ánimo en los trabajos, y atrapa con una gran tensión a las relaciones familiares convirtiéndolas en grandes lagunas aburridas; nos es inmensamente difícil mostrar la actitud correcta al cambio. El escritor británico Samuel Johnson, alguno vez mencionó “las cadenas del hábito son generalmente demasiado débiles para que las sintamos, hasta que son demasiado fuertes para que podamos romperlas”. Aunque no es sencillo cambiar ni mucho menos cómodo, con la dosis correcta de valor logramos encaminar nuestro sueño de ser felices un paso a la vez. La cobardía nunca será ingrediente de una vida ascendente porque la ausencia de agallas reprime cualquier intención de romper con la rutina, elimina las posibilidades de levantarnos por la mañana y plantearnos algunas sencillas cuestiones que de encontrar su anhelada respuesta avivarían nuestras aspiraciones de rescatar el espíritu de las garras del mediocre hastío.
Una simple respuesta a: ¿Qué voy a hacer distinto esta semana? ¿Qué nueva actividad deportiva voy a iniciar este día? ¿A cuál mal hábito voy a suprimir? ¿Cómo voy a manejar la presión de mi jefe a mi favor? ¿A cuantos amigos volveré a contactar? ¿Cuál buen libro empezaré a leer este día? Puede suscitar la liberación de nuestro fuerte espíritu, puede ofrecernos la ocasión de levantar nuestra pasión por vivir al nivel idóneo para que nuestra existencia nunca vuelva a navegar en las aguas del miedo.
Si en el camino que determinamos nos llevará al éxito marchamos con carácter firme y con férrea voluntad nos veremos día a día como triunfadores, dándonos la oportunidad de equivocarnos, ya que un tropiezo que en un instante puede verse como un fracaso no será sino un paso que nos acercará más al éxito porque se partirá del valor de tomar decisiones, del valor de vivir nuestra propia historia, de la necesidad de sentirnos útiles y de esa imperiosa obligación de impactar positivamente en la días de nuestras familias.
Combatiendo las trabas mentales y esos falsos pretextos como “no puedo, eso no es para mí, lo voy a hacer con precaución, etc.” y manteniendo la perseverancia para alcanzar nuestros objetivos, cimentaremos el que debe ser el sello que distinga nuestra personalidad, el valor de nuestro carácter.
"Preocúpate más por tu carácter que por tu reputación. Tu carácter es lo que realmente eres, mientras que tu reputación es solo lo que los otros creen que tú eres." (Dale Carnegie)

No hay comentarios: